Lo que escribimos por Whatsapp no solo puede convertirse en un contrato que nos obligue a cumplir todo cuanto recogemos en ellos, sino que en ciertas ocasiones, en materia penal, pueden ser la prueba que firme nuestra condena.
Así lo recoge un reciente artículo del portal Consumer, en relación con la reciente sentencia de un tribunal de Vigo por la que un arrendador lograr echar a su inquino en base a una conversación de Whatsapp.
Según Miguel Ortego, <«los mensajes [de Whastsapp] es son siempre vinculantes, salvo que se demuestre que son falsos». Por supuesto, también depende del contenido de ese wasap… No es lo mismo responder a una oferta de venta de un coche con el emoticono de una mano con el pulgar hacia arriba que contestar de forma explícita: «Sí, estoy de acuerdo. La semana que viene te haré el pago». La clave, afirma, es demostrar que tú has consentido.>
En el ámbito penal, una conversación a través de esta herramienta puede pasar de ser un mero indicio a una prueba completa que implique la condena del autor.
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