Esta semana conocíamos de la mano del diario The Wall Street Journal que Google habría sido receptor, sin consentimiento de los interesados datos personales sobre la salud de decenas de millones de norteamericanos provenientes de Ascension, una de las principales empresas sanitarias del país.
La recopilación de datos forma parte de una iniciativa de Google denominada «Project Nightingale» (proyecto ruiseñor) y que consiste en la posibilidad de que Google pueda acceder a la información de pacientes de la compañía médica Ascension, el segundo mayor sistema sanitario del país, a cambio de desarrollar para nuevos servicios basados en inteligencia artificial.
Al parecer, Google estaría realizando todos los trabajos (ingenieros de la compañía dedicados, incluidos) de manera «gratuita» puesto que su objetivo va más allá: quiere crear una herramienta de búsqueda general para agregar datos de pacientes dispares y alojarlos en un solo lugar.
Y todo ello sin que los pacientes de Ascension ni los médicos implicados hayan sido notificados de este proyecto.
En Europa, con el RGPD, esto no sería tan sencillo. Es más, es muy probable que, sin estar anonimizados, Google tuviera que enfrentarse a graves sanciones, como ya sucediera en el pasado por otras cuestiones de competencia o por el asunto que implicó que YouTube tuviera que pagar más de 150 millones de euros y cambiar toda su política de privacidad de datos de menores por las denuncias que lo acusaban de recopilar información personal de los niños con fines publicitarios sin el consentimiento de los padres.
En mayo, Google anunció que permitirá que los usuarios programen un autoborrado de datos cada 3 o 18 meses.
Imagen: CBS58